Creo que tener dieciséis años, llamarse Mártina y no haber tenido música es un asqueroso desastre. Porque si la hubiera tenido sentirÍa que pertenezco a algún sitio, supongo.
Me acabo de leer hace unos días este libro que me regaló mí gran amiga María cuando vino a visitarme, ella se lo leyó hace tiempo y se acordo de mí, lo acabé enseguida porque no podía parar y me gusto mucho, trata de una especie de carta, de las confesiones que hace Mártina, una chica de 16 años, una adolescente rebelde que todavía no ha encontrado su lugar en el mundo. Muere el padre de su mejor amiga, que fué para ella el primer encontronazo con la muerte, del único adulto que para ella tenía un código valido, una manera de ser que no había llegado a encontrar en otros adultos y a partir de ese momento empieza a buscar su propio código o verdad a través de sus canciones, del rock, de Iggi Pop..
Como todos los seres humanos de este mundo, necesitamos un código o una manera de dar sentido a nuestras vidas.
Belén Copegui.
Editorial Anagrama.
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